Una
amiga a quien llamaremos con nombre de fantasía Alina, había llegado a sus
veintesiete años convencida que para ella no habría un hombre capaz de amarla.
Cuando de pronto conoce a un atento ciudadano que no mas por su figura, aun
siendo mucho mayor que ella, veinte años casi de diferencia, por lo simpático y
por lo atento la hace enamorar de un día para otro. Y después dicen que el amor
a primera vista no existe. Él era amable, le envíaba flores, no olvidaba fechas
de eventos, cumpleaños; la llevaba a comer a lugares lindos o atraentes, por no
decir que caros. Parecía estar pendiente de todas sus cosas, la complacía en
todos sus gustos, casi como si adivinara cada singulo pensamiento de Alina. De
ahí a poco se casaron. Ella dejó los estudios de Biología por él quien pocos
meses después le pidió que dejara también el trabajo ya que con el suyo podían
sostenerse. No muy tarde él también dejó el trabajo pues la fortuna que había
adquirido en tantos años de duro trabajo
libre profesionista lo permitía. De ahí viajaron de ciudad en ciudad, y
cambiaron ciudad y cambiaron país. en la nueva casa fue él quien escogió los
muebles y toda clase de arredamiento, sin atender a los gustos de ella.
Poco a poco las amistades dejaron de ser muchas para
pasar a ser pocas. Y con aquellas pocas Alina apenas hablaba porque su marido
la requería o le iba a la contraria cada vez que intentaba decir alguna breve
frase.
Pronto se acabaron las cenas fuera de casa.
Tenía unas
manos hermosas, uñas largas a las que no hubiera renunciado por nada del mundo,
pero él decía que para qué quería tener unas uñas tan largas con las que ni
siquiera podía teclear los números de su celular. Alina renuncio al celular por
no renunciar a sus uñas. Ya no se comunicaba con su familia. Si les
llamaba por el teléfono fijo, él estaba siempre cerca para guiarla sobre lo que
debía decirles. Él cada día más se la pasaba en internet y ella cada día más
estaba más sola.
Tenía un pelo muy bonito, pero él la amonestaba cada vez
que la tajaba mirándose al espejo. Le preguntaba que a quién quería gustar.
Pero Alina tenía un pasatiempo, desde siempre amó
escribir. Por eso comenzó a dedicarse a la escritura como si fuera la única
cosa que le recordaba que todavía podía hacer algo por sí misma. Cuando comprendió
que la escritura podía ser además de un pasa tiempo la posibilidad de darse a
conocer, para entonces desechó la idea de inmediato porque él dijo que si no se
conocía alguno en el campo era imposible que le publicaran. Además, según él
ella no tenía talento alguno, tampoco era linda, no había terminado la carrera, no
era capaz de hacer nada bien, en fin, era la nada. Por eso Alina borró todos
sus escritos, o casi todos, regaló y botó todos los libros que poseí de otros
autores, y decidió dedicarse completo a “ser una mujer”, la mujer que él quería
que fuera, sin familia, sin amigos, sin pasiones que no fueran más allá que
labores domésticas. Alina ya no era Alina. Alina se había anulado. Así que como
incluso había dejado de tener dinero en la bolsa porque él era el hombre de la
casa y era él quien controlaba todos los gastos, nueve años después, el día en
que decidió terminar con todo aquel martirio y marcharse definitivamente de
aquella casa no sabía hacia dónde ir y
tanto menos cómo.
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